VII Cena de Primos REDONDO SANZ
25 DE ABRIL DE 2015
Otra magnífica cena, digna del Pantagruel y Garagantúa. En un ambiente estupendo, donde todas las ideas, las ideologías, los pensamientos, las religiones, las edades, los estilos tenían cabida.
El comedor reservado, los camareros, el cocinero, a mayor altura que lo que nos costó el ágape, en los tiempos que corren.
El fin de fiesta es, como otros años, complicado de gestionar. Una parte le gusta la bachata, a otros el bacalao, otra facción adora la música de los 80 y 90, otros se remontan a los 60 y 70 y, los menos, las rancheras -¿?- el rap, el house y el dance. Esta epopeya la resolveremos el año que viene, como decía Ruchie, mediante el "pseudoalquiler" (con las copas que tomaremos irán que ondularán) de un espacio, pub, bareto, disco, local o, en última instancia, botellón en Papalaguinda, a cuyo reponsable, se facilitará una lista de música o, mejor aun, un artilugio, pendrive o similar, binario con la menestra de notas musicales, debidamente enlatadas y ordenadas, recogiendo la pluralidad y riqueza de estilos que nos gustan, es decir, un mucho de todo, mezclado y variado.
Como estas cosas llevan tiempo, habrá que adquirir innumerables CD o DVD, conviene que vayáis pensando, cada uno, en vuestra intimidad o en grupo que coadyuve al propósito perseguido, en aquellas canciones que os deleitan. Las vamos poniendo en el wasapo familiar y las iremos enlatando. A lo sumo 4 por barba que por 25, dan 100 piezas de a 3, minutos -de media-, que se traducen en una sesión de 5 horas. Al que resista hasta el final, propongo que se le conceda el Vellocino de Oro. Se puede articular en tandas de 25 temas; uno de cada participante.
Besos patós.
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